La ropa limpia y la sopa caliente

La ropa limpia y la sopa caliente

Conocí a esa bola de grasa por una amiga. Mi amiga me dijo: Ese chico te conviene. Y yo, reina y princesa de las tontas, me lo creí. Creí que ese chico me convenía. Estuve con él durante cinco años. Cinco malditos años de mi vida. Me engañó tantas veces que perdí la cuenta. Siempre que aquello sucedía, prometía que no volvería a ocurrir. Y así pasaron mis años. Viviendo en una nube de mentiras. Me encerraba en casa y no me dejaba salir, mientras él se iba de juerga con sus amigotes del Club de Pesca y Caza. Luego llegaba y quería todo en orden.
... mirando películas de vaqueros.
La ropa limpia y la sopa caliente. Un día íbamos por la carretera y armó un berrinche de nada. Estrelló el auto en un poste por el lado del acompañante. Quedé con una fisura en la cadera que me hace andar de costado. Me trató tan mal que tuve dos abortos involuntarios. Como era rugbier, entrenaba con mi anatomía desplazándose por el parquet del living haciéndome tackles. Luego utilizaba su mole corporal para mantenerme en el suelo. ¡El muy cabrón! Últimamente había sido dado de alta por la marina chilena, y se lo pasaba todo el tiempo mirando películas de vaqueros. Conocí a un chico que es policía y todo cambió. Lo eché de casa y ahora se niega a firmar los papeles de divorcio. Ya no le temo a ese pedazo de mierda. Mi chico me ha enseñado a disparar. Tengo buena puntería.

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